Normalmente la expresión “dejar huella” es usada de forma positiva y se refiere al legado que dejamos con nuestras acciones, logros, ejemplo y estilo de vida. Es la forma como las generaciones futuras van a recordarnos y marcará lo que los demás pensarán de nosotros.
Muchas personas se preocupan por esa huella y trabajan arduamente para ser profesionales exitosos, padres amorosos o simplemente personas famosas reconocidos por millones.
Pero existe otra huella, una imborrable que queda en el planeta y que afecta, querámoslo o no, a todos los seres vivos que habitan La Tierra.
Conocida como la Huella Ecológica o footprint en inglés, es un indicador que mide el impacto ambiental que las acciones humanas dejan sobre el planeta y la forma cómo éstas generan demandas sobre los ecosistemas, los recursos naturales, las especies y el medio ambiente.
Este indicador relaciona el gasto de recursos, frente a la capacidad de La Tierra de regenerarse a sí misma y arroja resultados que se basan en acciones que las personas, las instituciones o los países, deberían hacer para compensar su estilo de vida y de esta forma dejar una huella favorable.